miércoles, abril 27, 2005

Parafrasear, parafrasear y parafrasear.


Ejercicio habitual de los poco duchos en el arte de la comunicación sea en el medio que sea, por lo tanto ejercicio excesivamente habitual en mí. Y el que avisa no es traidor: seguiré repitiendo a mi antojo lo que otros supieron decir tan bien.

¿Plagio? Es posible, pero no es mi deseo que así se entienda, por eso voy a intentar explicarme: el hecho de no nombrar las fuentes, en la mayoría de los casos, es por cuatro motivos diferentes según la ocasión, expuestos a continuación por orden de frecuencia en su aparición:

1) A buen entendedor pocas palabras bastan

2) Estética y ritmo del discurso
3) Vagancia
4) Ignorancia

En cualquier caso, si alguien está interesado en conocer la procedencia de alguno de los textos que cito sólo tiene que consultármelo vía “comment” o mail y, si está en mis manos, encantada le contestaré. *


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Jajajajajaja, no me acordaba de que no lo di a nadie la dirección de este blog, así que estoy aquí solita, nadie me lee, bueno no, nadie no, que mentirosa, tengo una visita, la mejor visita y la mejor compañía…

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